Hay Grandes Humanistas mexicanos, cuyos nombres y obras se están olvidando, pese a que tienen información vital para nuestra sociedad, vidas enteras dedicadas a recabar datos que servirán para hacer más grande su nación.
Quizás los mejores fueron los que vivieron la segunda mitad del siglo XIX, gigantes entre los gigantes, hombres que defendieron al país en sus más negros momentos, que burlarón a la muerte en Batalla, que derrotarón a un enemigo mejor armado, más numeroso y con gran cantidad de traidores, dispuestos a informarle de hasta el mínimo movimiento de las tropas mexicanas, y que después de pasar por ello, se hicierón escritores, dilplomáticos, artistas, que construyeron un país del que somos sus empobrecidos herederos.
Nombres como Prieto, Altamirano, Acuña, Icaza, Riva Palacio, Payno, etc. que cada día se pronuncian menos, injustamente olvidados, en parte por un sistema educativo decadente, en parte por esa propensión de las Humanidades en concentrarse solo en las últimas modas.
Prieto, Icaza, Justo Sierra y Vasconcelos saben más de educación, del alma de los adolescentes, de lo que se debe de enseñar y de lo que no, que Vigostky, pero ya nadie los lee, sus geniales ideas, que formarón las mejores generaciones, ya casi nadie las conoce y siguen acriticamente modas como las Competencias o la Cognición Situada, que están destruyendo una generación.
Así que parte de este Blog se dedicará a recuperar la rica tradición humanística mexicana y actualizarla, aplicarla a una realidad que no ha cambiado con los siglos, y adaptarla a la que si, porque si bien nuestra sociedad ha evolucionado, su espíritu sigue igual, han cambiada las formas, pero muy poco las escénicas, una poesía de Acuña solo ha cambiado de plataforma, del papel a la pantalla digital, pero sigue sintiéndose igual, la misma desesperación amorosa, el mismo placer rítmico...
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